La epistemología es el estudio del conocimiento, y por tanto, la epistemología histórica es el estudio del conocimiento durante la historia de las distintas culturas. La epistemología de la historia es testigo de que el conocimiento está en constante mutación y construcción. Por consiguiente, el conocimiento es contingente; es decir, su existencia es circunstancial. Dicho esto, podemos afirmar que la epistemología histórica también es contingente; antes no existía y ha podido existir de la manera en la que lo ha hecho. ¿Pero, es la epistemología histórica esencialista?
El esencialismo filosófico supone que la esencia de una cosa precede a su existencia, es decir, que existe sin que nadie lo haya creado y es independiente de quién lo descubra o lo defina; es igual para todos. Esencialista sería algo inmutable, perfecto e indudable. El relativismo, en cambio, sostiene que los puntos de vista poseen una validez subjetiva enmarcada en diferentes contextos de referencia.
Bien, la respuesta a la pregunta es la siguiente: la epistemología histórica no es esencialista ya que es dependiente de la historia; su construcción es contingente. Si el conocimiento fuera mutable (que lo es), no sería esencialista ya que algo esencialista no cambiaría (es así siempre).
Al aceptar la mutabilidad del conocimiento, no se niega que las entidades de la realidad no existan ni que no nos sean útiles. Lo que cambia durante la historia es cómo los humanos observamos esa entidad, cómo lo limitamos...cómo definimos el concepto en ese contexto concreto de la historia. Por ejemplo, desde que Darwin definió el concepto de especie ha ido mutando con los años; “especie” es un concepto inventado, aunque su existencia es indudable y útil para la clasificación de los seres vivos.
El conocimiento depende de la historia, de la cultura. Y por tanto, el estudio del conocimiento (epistemología) no podría ser esencialista.
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