Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. La ciencia es poder en mayúsculas ya que puede ser una eficaz herramienta para el control de lo que nos rodea. Lo ideal sería que todos los científicos compartan una responsabilidad ética, pero sabemos que, en tiempos de guerra, más de uno, en nombre de su nación, ha hecho uso de su poder destruyendo vidas ajenas. Este es el caso del científico alemán Fritz Haber, que por un lado, fue un héroe para la humanidad y por otro, un villano.
A finales del siglo XIX el incremento de la población empezaba ha subir exponencialmente. Se preveía un gran problema agrícola: no habría comida para todos. Para entender esto, es necesario conocer, brevemente, el ciclo del nitrógeno. El nitrógeno es el gas más abundante de la atmósfera, aunque sea difícil de fijar ya que cuando respiramos volvemos a expulsar el diatomo de nitrógeno, una molécula con un enlace difícil de romper. Pero durante las tormentas, los rayos destruyen los enlaces de nitrógeno de la atmósfera (enlaces fuertes triples) y combinan el nitrógeno y el oxígeno. De esta manera, la lluvia lo lleva hasta el suelo, donde las plantas lo usan para sintetizar sustancias complejas de nitrógeno. Los animales y humanos ingieren estas plantas y lo devuelven al suelo en formas fijas a través de excrementos o cadáveres. La putrefacción y la combustión destruyen cantidades de nitrógeno fijo. A finales del siglo XIX para fertilizar los campos se empleaban aquellos compuestos del suelo, por ejemplo, el guano. Pero debido al incremento de la población, no era lo suficiente para el planeta, se necesitaba una cantidad de nitrógeno fijo a escala industrial para suplir esa necesidad.
El científico alemán Fritz Haber fue el responsable de encontrar un proceso que proporcionaba una fuente inagotable de amoniaco a partir del nitrógeno del aire en 1908. Logró crear amoniaco combinando nitrógeno e hidrogeno a altas presiones. Y esto fue posible a escala industrial por la ayuda de otro alemán, Bosch. Es por eso que se le llama proceso Haber-Bosch, que fue muy popular hasta 1918 y hoy en día se sigue empleando.
Hasta ahí podemos decir que su aportación a la ciencia fue esencial. Salvó a la humanidad de la hambruna. Pero unos años más adelante, eso cambió… Comenzó la primera guerra mundial, donde Haber era un nacionalista “ejemplar”. Se alistó en la guerra y se comprometió en el desarrollo de armas químicas, entre ellos, el gas dicloro, que provocó la muerte por asfixia a miles de soldados en la batalla Ypres en 1915. Además, fue el supervisor capitán de muchas misiones. Hasta trabajó para la creación de gases para Auschwitz. También creó las máscaras de gas y otras aportaciones relacionadas con la guerra. Su mujer, que era pacifista, al no soportar la culpa, se suicidó
Haber pasó de ser un héroe parala humanidad a ser todo un criminal de guerra. No obstante, en 1918 le dieron el Nobel por la síntesis de amoniaco. ¿No se le podría haber retirado? Pienso que ciertos actos no éticos manchan los beneficios que puede traer una persona. Debemos condenar antes que felicitar. Y en este caso, pienso que se le debería retirar el Nobel a Haber.
La ciencia se utilizó para sacar de dentro el odio más profundo de los seres humanos. Y creo que la culpa no es de la ciencia en sí, sino del científico o del político que lo emplea. Es importante elegir con responsabilidad lo que se estudia y para qué se va a utilizar. Es verdad que en un principio, la extracción del nitrógeno fue beneficioso para abastecer con compuestos nitrogenados las tierras de cultivo, es decir, que su primer objetivo era el de ayudar a la populación. Pero también sabemos que los intereses económicos y políticos son intrínsecos al ser humano, que nunca se actúa sin seguir un sesgo y que Haber luchó por su pueblo, pero a costa de otros; primero, alimentándolo y luego, dándole una superioridad política; él servía a su pueblo, pero sin tener en cuenta otras vidas humanas.
Su responsabilidad hacia la ciencia (como otros tantos)cruzó una línea ética. Y un científico tiene que desarrollar cierta ética establecida ya que todas las actividades humanas, incluso científicas, nunca serán objetivas porque son practicadas por personas.
Y la responsabilidad no recae solo en el científico, lo hace en los gobiernos y las personas que votan a esos gobiernos. La comunidad científica establece ciertas reglas de juego, pero también los gobiernos. Creo que no se le puede echar la culpa a una sola persona. Haber fue un villano, pero quien consintió sus actos también fue cómplice.
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