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Gracias por existir, Luna

Actualizado: 26 mar 2020

Gracias a nuestro satélite, la Luna, estoy escribiendo esto y tú lo estás leyendo. Sin la Luna, el día terrestre duraría mucho menos de lo que lo hace ahora y no habría estaciones durante el año, tampoco existiría vida, literalmente porque no se hubiera producido. La luna provoca unos efectos determinantes en nuestro planeta y por tanto, para los seres vivos. ¿Cuáles son estos efectos?


Antes de todo, podemos hablar de qué es y cómo se creó la Luna. Este astro es un satélite de 3.474,2 km de diámetro (muy grande para ser un satélite) que orbita alrededor de la Tierra, completando una vuelta en 29,5 días, mismo periodo de rotación a su propio eje (que está inclinado 5º). Hasta ahora, han surgido varias teorías sobre su aparición (que su material fue antes parte de la Tierra y fue expulsado de esta o que fue capturada por la gravedad de la Tierra), pero la que está más aceptada es la siguiente: cuando se creó el Sistema Solar, hace 4500 millones de años, ocurriría un impacto de un protoplaneta del tamaño de Marte contra la Tierra, el cual desgajaría una parte de la Tierra y rebotaría a gran velocidad, colocándose a una distancia relativamente cerca de la Tierra; esto explicaría la diferencia de composición de la Tierra con respecto a la Luna, la alta velocidad de giro de la Luna y su alta masa. Después, se fue enfriando (al igual que la Tierra y los otros planetas) y fue acribillado por miles de asteroides, dejando esos maravillosos cráteres que podemos observar en su superficie. Como curiosidad, en la Luna no existen placas tectónicas y por tanto, la superficie está casi igual que hace 4500 millones de años.


Bien, conociéndola un poco, podemos empezar a hablar de los efectos más importantes que tiene la Luna en la Tierra.


Cuando ocurrió la colisión, la Luna salió disparada a gran velocidad, pero como dos cuerpos se atraen (la gravedad de Newton) , empezó a orbitar alrededor de la Tierra, hecho que hizo cambiar la inclinación que tenía la Tierra: una inclinación más estable y moderada de entre 21-23º (ahora es de 23,5º, orientación dirigida hacia la estrella Polar). Si no hubiera Luna, la Tierra giraría más rápidamente, haciendo que los días durasen 6 horas y cambiase constantemente su eje de inclinación, por consecuencia, quizás no sea la mejor manera para que la vida aflorase. Esta pequeña inclinación estable del eje hace que el día y la noche varíen en su duración, según donde se encuentre la Tierra en la orbita solar. En junio, la superficie que queda iluminada por el sol es mayor en el lado del hemisferio norte y menor en el hemisferio sur, por tanto, el día dura más en la primera situación y menos en la segunda (en diciembre ocurre lo contrario) y en otoño y primavera, la cantidad de sol que llega a ambos hemisferios es la misma, haciendo que el día dure 12 h y la noche 12 h en ambos hemisferios. Esta inclinación provoca que haga más calor en los lugares en los que el día dura más (ya que recibe más energía solar) y haga más frío en los lugares que el día dura menos. Por tanto, la inclinación y el giro al Sol de que hace la Tierra determinan la cantidad de luz que nos llega y así, nos proporciona las estaciones, todo esto causado por la Luna.



Las distintas estaciones determinan el comportamiento de los seres vivos. Por ejemplo, muchos mamíferos, con la llegada del invierno, entran en hibernación y aprovechan el otoño para el apareamiento. Por otro lado, los hongos surgen en otoño ya que es una época húmeda y con temperaturas moderadas. Las plantas, en cambio, brotan en primavera y así, para verano, donde necesitan más energía solar, ya están polinizadas y forman los frutos.


No obstante, la cantidad de energía que llega a la Tierra también está influenciada por los ciclos de Milankovitch, unos ciclos que cambian la forma en la que la Tierra se mueve. Cada 100.000 años, la excentricidad de la órbita cambia, alargando la elipse o haciéndola más circular; esto hace, que en el primer caso, la energía solar que llega a la Tierra sea más abundante en verano y más escasa en invierno, provocando que haya más energía solar en verano, resultando en que más hielo se va a a derretir y por tanto, menos luz solar se va a reflectar en invierno, provocando glaciaciones y en el segundo caso, llegue menos energía solar en verano y se derrita menos hielo en invierno, reflectando menos sol y calentando así el planeta.Por otro lado, cada 40.000 años, la inclinación u oblicuidad del eje varía de 21,6º y 24.5º; así, las estaciones son más extremas cuando está más inclinada y más homogéneas cuando la inclinación es más suave.Por último, el ciclo de precesión, que ocurre cada 26.000 años, hace que el eje de rotación de la Tierra oscile como una peonza; esto resulta en la modificación de la posición relativa de los solsticios y los equinoccios. Uno de los testigos de estos ciclos son las rocas, por ejemplo, la alternancia de caliza y marga que forman los flysch, pero para otra entrada al blog, démosle protagonismo a la Luna.


También es evidente que sin Luna, nuestras noches se teñirían de total oscuridad ya que no habría quien nos iluminara (el significado de luna en latín es "que ilumina"). Tampoco tendríamos un calendario como los de ahora, basado en el ciclo lunar, el cual tiene distintas fases, causadas por la posición del recorrido que hace la Luna respecto a la Tierra en ese ciclo (29,5 días terrestres); son cuatro las fases principales: Cuarto Creciente, Luna Llena, Cuarto Menguante y Luna Nueva. Cuando la Tierra y la Luna se encuentran alineadas con la luz solar, dese la Tierra, podemos observar una Luna entera (Luna Llena) o no ver Luna (Luna Nueva) puesto podemos observar su cara iluminada de pleno desde un hemisferio o que su cara iluminada esté dándonos la espalda. Las fases de intermedio entre estas dos son Cuarto Creciente y Menguante, como el nombre indica, en el primero, pasamos de la oscuridad hacia la crecida de la Luna (para nosotros) y en el segundo, pasa de estar entera a empequeñecer. Pero, cabe destacar que lo que veamos en un hemisferio, será contrario en el otro, ya que la perspectiva invierte la imagen. En el hemisferio norte, la Luna miente porque cuando dibuja una C está menguando y cuando dibuja una D no decrece, sino crece; en el hemisferio sur , al contrario, dice la verdad.


Las fases, ejercen un gran efecto sobre ciertos seres vivos. Los animales que cazan de noche, las leonas y los murciélagos por ejemplo, no salen o salen con menos esfuerzo cuando es noche de Luna Llena ya que tienen más posibilidad de ser vistos y menos éxito en su caza. Otros,en cambio, como los corales, en Luna llena, al llegar más luz, aprovechan para liberar óvulos y espermatozoides. Y qué decir del efecto que han tenido las fases para los seres humanos...aunque no estén demostrados y sean mitos, desde la antigüedad se ha pensado que los mejores momentos para cosechar eran ciertas fases lunares, también se sigue diciendo que si te cortas el pelo durante luna llena, te crecerá más rápido, que la Luna Llena vuelve "lunática" a la gente...etc. y otras tantas creencias que han ido pasando de generación en generación y nos han influido en nuestra forma de vivir. En síntesis, las fases lunares ayudan a la sincronización de los seres vivos y nos ha influido mucho a nosotros también, aunque, esto último, sin ningún sentido científico.


Respecto a los eclipses de Luna, ocurren en fase de Luna Llena, cuando la Tierra está colocada entre el Sol y la Luna, haciendo que la Tierra tape a la Luna y la veamos coloreada de un rojo tenue, resultado de la poca luz que refleja la luna en la Tierra, llegando a la atmósfera terrestre y tomando ese color.


Pero, uno de los efectos más palpables que tiene la Luna sobre la Tierra son las mareas que produce. Las mareas son movimientos periódicos del nivel del mar producidos por atracción gravitatoria de la Luna y en menor medida, por el Sol. Como se ha dicho previamente, la Luna y la Tierra se atraen mutuamente y con la misma fuerza; la fuerza gravitatoria de la Luna sobre la Tierra hace que las masas extensas del mar se muevan hacia la Luna. Atrae con más fuerza las extensiones de agua donde el planeta y el satélite están más cerca y ,con menos fuerza, donde la Luna y la Tierra están en perpendicular.


Esto provoca la subida de mar en ese lado del planeta porque atrae el agua de ese lado y el agua de las zonas polares. Pero, en el lado contrario de la marea alta también vamos a tener marea alta, con menos intensidad; esta se crea por la atracción que tiene la Luna hacia el componente sólido de la Tierra, moviéndola hacia la Luna y así provocando que la marea también esté alta, aunque con menos intensidad. Por tanto, en un día tendremos 2 mareas altas y dos mareas bajas; a medida que la Tierra gira en su propio eje, un punto de la Tierra experimentará estas cuatro situaciones de marea.


El Sol también ejerce fuerza de gravedad en la Tierra, aunque esté muchísimo más lejos y su efecto sea menor. La influencia del Sol provoca que haya mareas vivas o muertas. Las vivas se caracterizan por una pronunciada subida y bajada del mar ya que el sol se alinea con la Tierra y la Luna, potenciando la acción de la Luna; por tanto, estas ocurren en Luna Llena o Nueva. Al contrario, si el Sol se encuentra perpendicular a la Luna, contrarresta un poco la fuerza de gravedad de la Luna y las mareas no suben tanto ni bajan tanto. Estas ocurren en Luna Creciente y Menguante.

Las mareas son también un factor muy importante en la creación de corrientes marinas, corrientes que transportan nutrientes y determinan la vida marina. En la costa, los animales que viven en la rasa intermareal o en los estuarios también están adaptados a las subidas y bajadas del mar; la vida de muchos seres vivos depende, en gran medida de los ciclos mareales.


Por tanto, la Luna le dio a la Tierra la estabilidad que hace que existan las estaciones del año, esenciales para los ciclos de vida de los seres vivos. Por otro lado, los ciclos de Milancovitch también influyan en el clima. Por otra parte, la posición de la Luna en su giro a la Tierra nos proporciona las fases lunares en un ciclo, un ciclo que determina el comportamiento de los seres vivos. Por último, las mareas son producto de la fuerza gravitatoria de Luna y determinantes también en los seres vivos.


Por todo esto y más: gracias por existir, Luna.






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