¿Qué papel tiene la historia de la ciencia en comprender mejor la propia ciencia?
La ciencia actual, al igual que cualquier otra disciplina, solo se puede comprender mirando al pasado; ya que lo que es hoy es el resultado de un ayer. En efecto, la historia de la ciencia nos ayuda a conocer cuáles han sido los procesos que han concluido en ciertos resultados y paradigmas; pero también a comprender los factores sociales y económicos que llevaron a ello. Es decir, la historia nos contextualiza el conocimiento y la forma de trabajar que tenemos hoy en día. Y esta perspectiva nos ayuda a avanzar científicamente.
Además, la historia de la ciencia tiene la capacidad de dar una contextualización local del conocimiento. Cada cultura y pueblo tiene un modo de practicar ciencia y esto se refleja en las distintas historias. Es decir, verifica que la ciencia es una práctica social, ligada a las personas e imposible de no conducir a razonamientos sesgados.
También nos ayuda a entender que los avances científicos no se dan de manera lineal o cronológico. La ciencia avanza hacia delante pero sin conocer cuál va a ser la meta (si es que la hay). A veces, quedará demostrado que cierta teoría aceptada hasta la fecha no es del todo cierta y debe cambiarse por otra nueva, pero otras veces, será imposible ver más allá de lo que se sabía antes y será necesario ir hacia atrás en el tiempo. Esto también nos hace comprobar que la ciencia no es inmutable. Por tanto, se puede decir que la ciencia no sube por una escalera mecánica, eliminando así los escalones ya superados y avanzando hacia el último como si solo este fuera el legítimo y los anteriores no hubieran servido para nada. Todo esto, sin duda, nos lo ha enseñado el estudio de la historia de la ciencia.
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