"Los ensayos clínicos para comprobar los efectos terapéuticos de los preparados homeopáticos son un desperdicio de recursos y dinero."
Tanto para sus seguidores como para el resto de personas, hacer ensayos clínicos acerca de la eficacia de los preparados homeopáticos sería inútil. La razón principal es que su eficacia ya ha sido refutada numerosas veces.
A finales del siglo XVIII, Samuel Hahnemann (“médico alemán), mientras leía un libro, leyó que la quinina estaba relacionada con la cura de la malaria. Y tuvo la gran idea de ingerirla para ver qué pasaba, literalmente; cayó enfermo le surgió la idea de que si una persona con una enfermedad tomase, en dosis muy diluidas (la cantidad del principio activo es casi nula) del causante de la enfermedad, esto lo curaría. Así se fundó la “Homeopatía”, de una idea iluminada sin razonamiento lógico. ¿Para qué hacer pruebas o ensayos si el cuento le sonaba muy bien?
200 años después sí que se ha analizado su capacidad: la homeopatía hace el mismo efecto que el del placebo. Y no existe ninguna prueba de la supuesta "memoria del agua" que afirman. Además, en la mayoría de los estudios, la calidad metodológica es muy baja y su financiación corre a cargo de empresas con intereses dudosos.
¿Y por qué no hacer ensayos clínicos sobre estos preparados para así poder salir al mercado como otros fármacos? Los dueños de estos productos prefieren no hacerlo porque sería un desperdicio de dinero para ellos. Saben que los ensayos clínicos desmontarían el cuento y que no podrían venderse como fármaco avalado. ¿Para qué hacerlo si el negocio sigue funcionando entre el público que comprara en las herboristería o por internet? También sería un desperdicio de recursos para todos nosotros porque le quitaría el espacio de estudio a otro fármaco que sí que podría funcionar.
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