Te apetece preparar y comerte una ensalada bien completa. Pero, puede que limpiar y escurrir la lechuga te saque de quicio…¡cuánto tarda en secarse! No temas...ha llegado el utensilio que te va a cambiar la vida: ¡la centrifugadora de lechuga! No hay que enchufarla, solo necesitas el mínimo esfuerzo de tus manos...échale un vistazo si no lo conoces:
El utensilio consta de tres partes: el recipiente principal, la plantilla que se coloca dentro con la lechuga (u otra verdura) y la tapa, que tiene una palanca de acción, la cual mueve la plantilla pero no el recipiente grande.
Su funcionamiento se puede entender con la primera ley de Newton y la inercia. Antes, imaginaos que hay un objeto en el borde de la pared en un movimiento circular, movimiento accionado por la palanca.
Recordad, la primera ley dice que “un objeto permanecerá en reposo o con movimiento uniforme rectilíneo a menos que sobre él actúe una fuerza externa”. En este caso, la fuerza externa es la fuerza centrípeta; cuando hacemos girar la palanca, la pared del escurridor ejerce esta fuerza hacia el centro.
¿Y qué hay de la fuerza que le da el nombre al utensilio, la fuerza centrífuga? Esta fuerza es una ilusión, no existe de verdad…¿Cómo? es una fuerza de inercia, es decir, “la propiedad que tienen los cuerpos de permanecer en su estado de reposo relativo o movimiento relativo”, o sea, que el objeto de la pared tiende a permanecer en movimiento rectilíneo, que sería el movimiento que tendría si no existiera la fuerza de la pared, que le tira para dentro. Aunque no sea real, los efectos de la fuerza centrífuga sí que lo son; en este caso, el objeto (las paredes) tendrán la inercia de irse hacia fuera, al igual que cualquier objeto que se encuentre en el interior del círculo...por ejemplo, el agua restante de la lechuga. Esta tiende a salirse hacia fuera del centro por inercia. Así, puede almacenarse en el fondo del recipiente.
Ahora, podemos coger la “plantilla” de dentro con nuestra lechuga, lista para añadir a un plato y poner más ingredientes…¡Qué rápido y barato nos ha salido este plato! ¡Y qué gratificante ha sido entender el efecto centrifugador del escurridor de lechuga!
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