La implantación de las vacunas ha sido y es cuestión de interés y preocupación en la sociedad puesto que está directamente relacionado con la salud de las personas. Las vacunas son uno de los logros más importantes de la medicina ya que gracias a ellas se salvan millones de vidas al año puesto que previenen enfermedades contagiosas mortales. No obstante, existen personas que ponen en duda la implantación de las vacunas y abogan por prescindir de ellas. Estas críticas nacen de una red de desinformación sobre los efectos de las vacunas, avalada por ocurrencias. Pero, ¿cuáles son los beneficios de la implantación de las vacunas? ¿ Y los verdaderos efectos secundarios? ¿Merece la pena prescindir de las vacunas por esos efectos?
Antes de nada, hay que decir que el origen de las vacunas se remonta al siglo XVIII, cuando la enfermedad de la viruela estaba atacando a muchas personas. El médico inglés Edward Jenner se percató de que las campesinas que ordeñaban a las vacas nunca padecían la enfermedad y dedujo que contraían otro tipo de viruela transmitida por las vacas, una viruela menos maligna. Concluyó que las lecheras se inmunizaban al contraer la viruela de las vacas y no contraían la viruela humana, que era más perjudicial. Así, en 1796, decidió inyectarle la viruela vacuna a un niño sano de 8 años; observó la evolución de la enfermedad y una vez de que estuvo sano, le inyectó la viruela humana para comprobar si se infectaba. El niño no contrajo la enfermedad, su organismo, al haber sufrido la viruela vacuna con anterioridad, había desarrollado anticuerpos necesarios para combatir la viruela humana. Esta fue la primera vacuna de la historia, que acabaría con erradicar la viruela dos siglos después.
Así pues, las vacunas son productos biológicos compuestos por microorganismos muertos, atenuados o partes de ellos que se administran para prevenir enfermedades infecciosas. Entre sus beneficios, se encuentra la de prevenir enfermedades graves (también algunos tipos de cáncer) y de esta manera, salvar muchísimas vidas. Además, mediante la vacunación, no se protege solo a uno mismo, se protege al conjunto de la población; si hay mucha gente vacunada frente a una enfermedad, ésta circula mucho menos y así, la protección es mayor, también en el caso de la gente que no está vacunada; a esto se le llama inmunidad de grupo. Mediante las vacunas se han podido controlar enfermedades que en el pasado mataron a mucha gente y ahora son poco visibles como poliomielitis, difteria, sarampión o rubéola o se han erradicado, como la viruela. Si no se vacuna, es probable que haya rebrotes o que se generen nuevas epidemias.
En la siguiente tabla podemos observar ejemplos concretos de los numerosos beneficios de haber vacunado a la población:
Fuente: Asociación de Enfermería Comunitaria
Las vacunas no sólo benefician a la salud, lo hacen también a la economía, ya que es menor el gasto generado por la vacunación que el gasto derivado de padecer enfermedades.
Las vacunas tienen controles de calidad y seguridad más rigurosos que el resto de medicamentos y además existen pocas contraindicaciones para su administración. Aún así, las críticas de los antivacunas alegan que no son seguras y los efectos secundarios pueden ser peores que la propia enfermedad; dicen que es mejor que las personas se enfrenten a las enfermedades de una forma natural. Pero las vacunas, tal y como demuestran las evidencias científicas, son la forma más segura de proteger la salud. Los posibles efectos adversos de las vacunas suelen ser leves y transitorios, siendo muy infrecuentes las reacciones adversas graves, que además son objeto de investigación exhaustiva cuando ocurren. Estos son los efectos más comunes después de la inyección de una vacuna:
De todas maneras, y sin despreciar los efectos secundarios, siempre habrá menos probabilidad de tener trastornos graves por la vacuna que por la enfermedad a la que nos protegen.
Sin embargo, el movimiento antivacunas es una realidad y actualmente, en todo el mundo existen grupos manifestándose en contra de las vacunas. Afortunadamente, en España, la mayoría de los padres y madres vacunan a sus criaturas de un modo voluntario y según el calendario de vacunas fijado por la sanidad. También hay lugares donde la vacunación es obligatoria y hay sanciones a quien no cumpla con la misma. El mensaje antivacunas es peligroso, no se basa en ciencia, sino en opiniones no fundadas y propagadas que funcionan empleando el miedo de la población. Por ejemplo, creen que una enfermedad que hoy en día apenas existe no puede ser contraída y esto no es verdad, las vacunas frenan las enfermedades y sin ellas, es probable que vuelvan a brotar.
Por todo ello, es necesario reforzar la idea de que detrás de las vacunas hay estudios serios de investigación científica realizados durante años y que no existe otro interés que el de proteger la salud mundial.
BIBLIOGRAFÍA
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