Se trata del primer libro escrito por la joven divulgadora de ciencia Rocío Vidal. Ella es conocida sobre todo por su canal de youtube de divulgación que creó en 2018 y al que ya están suscritas 526.000 personas: La gata de Schrödinger.
Rocio Vidal (1992, Castellón) es periodista y publicista, además de tener el máster en Comunicación Científica. Desde que abrió su canal ha difundido temas como la desinformación y los bulos que existen en la ciencia actual y las pseudociencias que están en auge. Junto a ello, también fomenta el pensamiento escéptico con toques de humor y crítica social.
Aunque empezó hace poco, está alcanzando éxito en el mundo de la divulgación científica. Aparte de su canal, es colaboradora del programa WHAAT!? del canal de RTVE playz sobre divulgación de ciencia y además, colabora en programas de televisión desmontando bulos en ciencia y haciendo una defensa del análisis crítico.
Hasta la fecha tiene publicados dos libros: “¡Que le den a la ciencia!” (2019) y “Eureka: 50 descubrimientos científicos que cambiaron el mundo”(2021). En este caso, quiero hablaros del primer libro de la divulgadora, donde presenta la ciencia (y la no ciencia) que hay detrás de las corrientes alternativas y supersticiones que están en auge.
El libro comenta las modas de lo que le llama el new age, reflejo de una sociedad occidental espiritual alejada de la religión. Ahí entran las pseudociencias, supersticiones, couches de la felicidad, los conspiracionistas…Rocío analiza la ciencia que hay ( o no hay) detrás de esas modas, además intenta descifrar cuáles han sido las claves del éxito de dichas tendencias. A continuación, comentaré algunos de los capítulos del libro:
La ciencia, una luz en la oscuridad.
En este primer capítulo Rocío nos recuerda la distinción entre ciencia y pseudociencia: el método científico a un extremo y la falta de evidencia en el otro. La pseudociencia sería algo que se disfraza de ciencia pero que realmente no lo es (el prefijo pseudo viene del griego y significa falso).
Una de las grandes diferencias es el método que sigue cada una de ellas. Mientras que la ciencia sigue el método científico, las pseudociencia no sigue ni la razón ni la autocrítica, tan necesarias para el buen funcionamiento científico. ¿Y por qué tantas personas creen en afirmaciones no basadas en evidencias? Rocío nos cuenta que es algo normal, humano, creer en cosas irracionales ya que nuestro cerebro nos puede jugar malas pasadas. Por ejemplo, existe el sesgo de confirmación, el cual todos hemos experimentado: buscar, seleccionar información que confirme tus creencias u opiniones y descartar las que no lo hace.
Dentro del capítulo, me gusta, en especial, el apartado “¿Cómo sobrevivir a las pseudociencias”. En él, de la mano de Carl Sagan, Rocío nos da unos consejos para detectar las falacias habituales o una buena argumentación. Por ejemplo, que cuantificar es la clave; si lo que intentamos explicar se puede medir el trabajo será más fácil, que si es cualitativo y abierto a muchas explicaciones.
Durante los capítulos siguientes, La Gata de Schrödinger sigue haciendo alusión a las diferencias entre ciencia y pseudociencia, recalcando sus características.
El azúcar más caro del mundo: la homeopatía.
En este capítulo nos habla de la homeopatía, ese remedio que se supone que cura con casi ni una pizquita de sustancia activa. Y en realidad es básicamente agua con azúcar. Rocío nos contextualiza la homeopatía en nuestra sociedad. Al contrario de lo que pensaba, la homeopatía no es una moda que haya surgido esta era, sino que lleva con nosotros desde principios del siglo XIX, cuando a un médico alemán se le ocurrió probar a curar la malaria con la misma sustancia activa que provoca la malaria (homeos=igual y patia=enfermedad; viene a significar que la enfermedad se cura con lo mismo) y solamente le valió su propia experiencia, sin contrastar el experimento en otros pacientes para generalizarla en teorías médicas.
La homeopatía no es dañina, es prácticamente agua. No obstante, abarca un negocio millonario por vender una solución que no está demostrada. Algunos dirán que a ellos les funciona, esto sería a causa de que el cerebro, una vez más, nos juega una mala pasada y nos hace creer en estos remedios “alternativos” a la medicina con la premisa de que son más “naturales” y menos invasivas. ¿Existen estudios que corroboren su eficacia? Los "médicos" homeopáticos muestran sus propios estudios, unos estudios financiados por las empresas de homeopatía y con poco rigor científico. En definitiva, la homeopatía es una moda que se disfraza de ciencia. Lo cierto que tomarnos un preparado homeopático crea el mismo efecto a no tomarse nada. Sus supuestos efectos sí que han sido analizados y refutados por estudios rigurosos científicos.
Y la refutabilidad, precisamente, es una de las características en la ciencia; si no cabe la posibilidad de descartarlo, demostrar que es falso, no es posible, tampoco, darlo por válido.
Naturópatas y falsos curanderos del cáncer.
Rocío recalca que estas son las pseudociencias que más daño pueden llegar a hacer en las personas. Hay médicos o naturópatas que recomiendan dejar las terapias en contra del cáncer para probar con las terapias alternativas, más naturales, combinados con los pensamientos positivos y haciendo terapia de los conflictos que cada uno tiene en su psique -todo esto con ausencia de respaldo científico-.
Esto es, en toda regla, aprovecharse económicamente de la necesidad y desgracia de las personas que sufren esta enfermedad. Las personas no mueren de cáncer porque tengan conflictos en su cabeza, sino que las mata una enfermedad que hasta la fecha, solo la medicina clásica la puede llegar a combatir, con métodos probados en ensayos clínicos hechos durante años.
Es un fraude el psicoanálisis de Freud?
Debido a que el comportamiento humano es tremendamente difícil de estudiar, ha favorecido la proliferación de alternativas que nos dan respuestas a preguntas sin responder o nos ofrecen una salida fácil a lo complejo de la conducta humana.
Precisamente, a finales del siglo XIX, Freud, con su psicoanálisis, intentaba ahondar en las verdaderas motivaciones y deseos de la psique humana y elaboraba teorías a partir de ello. ¿Es esta una ciencia o pseudociencia? Una de las características de una teoría científica es su capacidad de falsabilidad, es decir, que exista la posibilidad de poder refutarlo; y con el psicoanálisis, la mayoría de los conceptos como la mente, la pulsión, la transferencia…etc. son imposibles de contrastar ya que no se puede diseñar un experimento que pueda mostrar que son falsos. Al igual que con la homeopatía, la carencia de refutabilidad aparta el psicoanálisis de ser algo científico. Sin embargo, todavía sigue teniendo éxito en muchos lugares como Argentina y la razón podría ser de la tradición cultural heredada.
Aun así, cabe destacar, que el psicoanálisis tuvo mucha influencia en el arte y el cine en lo que respecta al surrealismo. Los artistas buscaban liberarse de sus ataduras y la depresión, encontrarse a sí mismos mediante el arte.
Los coaches y la fiebre de la felicidad.
La búsqueda de la felicidad y el placer es algo que el ser humano ha perseguido desde hace mucho tiempo (ya los filósofos como Platón, Nietche, Aristoteles, Hume…etc. se preguntaban cómo lograrlos).
Y hoy en día también queremos ser felices, claro. Existe la psicología especializada en la felicidad, que sigue el método científico y hace estudios serios basados en evidencias científicas. Pero en el otro extremo, está lo que se le suele llamar “la industria de la felicidad”, ese negocio que mueve a couches, gurús de la autoayuda y el pensamiento positivo.
Se supone que tener pensamientos positivos te hará que consigas lo que te propones; a esto se le llama el sesgo cognitivo de la profecía autocumplida. Pero si no consiguieras tu meta, la culpa es tuya, por no haberlo pensado con suficiente fuerza. Esto lejos de ser beneficioso, es algo no realista y dañino; hay que aprender con el fracaso ya que es parte de la vida, y si uno se pone las expectativas muy altas, al no conseguir su meta puede hacer muchísimo daño.
Con esto de la fiebre y la industria de la felicidad parece que la psicología ha perdido legitimidad…que es una especie de pseudociencia. Pero hay que saber distinguir entre psicología y pseudociencias.
Otros capítulos
"!Qué le den a la ciencia!" tiene más capítulos donde trata el terraplanismo, el movimiento de los antivacunas, la relación de la ciencia y religión…etc. sin duda, temas que despiertan gran curiosidad ya que son compartidas por tantas personas y se nos hace interesante conocer por qué tienen tanto éxito sabiendo que realmente se basan en pensamientos e ideologías compartidas.
CONLUSIONES
El primer libro de Rocío Vidal es un buen libro para darnos cuenta de que vivimos en la era de la postverdad: la verdad ha sido apartada y despreciada y lo ha ocupado la ideología, la opinión de uno mismo. Parece que ya no importa la verdad, importan cómo de seguro se afirma o que un grupo de personas lo comporta, porque esos parecen las justificaciones de teorías locas como la astrología. Lo importante es pertenecer al grupo, confirmar lo que nuestros pensamientos digan… Y eso nos legitima a negar poner en duda hechos científicos.
Somos conscientes de que la ciencia no es certera, que el conocimiento construido científicamente puede ser mutable y que los valores no epistémicos influyen en los científicos a la hora de investigar. Pero, no obstante, la historia nos ha demostrado que es un instrumento poderoso para construir teorías sobre el mundo que nos rodea y aplicarlos a nuestra vida cotidiana con éxito.
Tampoco es bueno confiar ciegamente en la ciencia, como dicho, nada es perfecto. Lo único positivo que veo en la filosofía de ir en contra de lo que la ciencia dice es que estas personas se cuestionan lo que se les dice desde fuera. Coincido con que debemos hacernos preguntas, preguntarnos el por qué de las cosas, al fin y al cabo eso es ciencia. No obstante, las opiniones de cada uno no pertenecen a la ciencia, los conocimientos se construyen con datos refutados y contrastados.
Tenemos que tener en cuenta que la búsqueda de la verdad, la rigurosidad, la autocrítica… son esenciales en ciencia y que son esos valores nos que nos han llevado a curar enfermedades, crear puentes, ir a la Luna, abastecernos de comida…etc. Creo que el respeto a la ciencia es esencial, debemos dejarle a los científicos esa confianza que se merecen.
Para no caer en la trampa de las conspiraciones, las pseudociencias…es importante saber analizar de una forma crítica cualquier tipo de conocimiento. Y no estamos perdidos si personas como la divulgadora Rocío Vidal nos hacen recordar cuán de importante es ser escépticos y abiertos a los posibles cambios científicos que están por venir, pero desde una perspectiva científica, no ideológica.
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