Antes de responder a la pregunta es necesario conocer cuáles son las dos primeras culturas. Todos hemos mencionado alguna vez eso de soy más de “ciencias” que de “letras” o viceversa. Las dos culturas se refieren a la cultura literaria y a la cultura científica. Ahora bien, a partir de la problemática que surgió a mediados del siglo XIX sobre la incomunicación entre las dos culturas mencionadas, surgió la concepción de una tercera cultura.
Pero ese término ha ido tomando distintas concepciones según quien las haya caracterizado. En esta entrada caracterizamos y comparamos brevemente las concepciones famosas del físico y escritor C.P Snow y el editor literario John Brockman.
Fue el inglés Charles Percy Snow (Londres, 1905) quien por primera vez predijo el surgimiento de una tercera cultura; esto lo hizo en su segunda edición del libro Las Dos Culturas y una Segunda Mirada (1963).
C. P. Snow en 1969 y el libro donde propuso la Tercera Cultura
En 1959 Snow había pronunciado una conferencia (que luego se convirtió en libro) en la que ponía de manifiesto (y lamentaba) la incomunicación entre las dos culturas a las que él pertenecía. Desde su experiencia como científico y escritor inglés, con la cual pudo relacionarse con ambas partes, manifestaba que los escritores literarios se proclamaban como los únicos y verdaderos intelectuales, descartando a los científicos e incluso burlándose de que estos últimos no se habían leído las grandes obras literarias (las que supuestamente hacían a uno intelectual). ¿Pero dónde quedaban Einstein, Bohr o Heinsenberg? ¿Acaso no eran intelectuales? Snow lamentaba esta condescendencia por parte de los intelectuales (ingleses).
Por otro lado, tenía la percepción de que los científicos solo tenían en mente el futuro, mientras que los literarios abrazaban el pasado con una actitud pesimista hacia el futuro (ni si quiera hablaban de la revolución industrial como algo que mejoró la condición humana).
Estas fueron las ideas pesimistas planteadas tanto en la conferencia como en su primer libro. Sin embargo, en su segunda edición lanzaba un mensaje optimista en relación a este problema: que la Tercera Cultura “was coming”. Aunque esta todavía no hubiese emergido, pensaba que la tercera cultura vendría a cerrar la brecha entre ambas culturas.
Esta Tercera Cultura la compartirían personas con una experiencia imaginativa tanto en ciencia como en el arte. Los intelectuales de la tercera cultura no ignorarían la ciencia aplicada ni el sufrimiento humano, tendrían en cuenta los avances tecnológicos pero también la literatura y su contexto. Y esto solo se podría hacer posible mediante la educación.
Unos cuantos años después, en 1995, el exitoso editor John Brockam (Boston, 1941) en su libro La Tercera Cultura: Más allá de la Revolución Científica asociaba la Tercera Cultura a una comunidad distinta de la que predijo Snow. Edito este libro en el que recogía los testimonios de 23 científicos sobre su trabajo. En la introducción, el propio Brockam manifestaba que los nuevos intelectuales ya no eran los literarios, que lo eran los científicos que se prestaban a comunicar su trabajo científico (como los que había mostrado en su libro) directamente ante el público general.
John Brockman en 2009 y el libro donde propuso la Tercera Cultura
He aquí la primera diferencia entre las concepciones de Snow y Brockman; mientras que para Snow los nuevos intelectuales podrían pertenecer a ambas culturas, Brockman los asociaba solo a los científicos y pensadores empíricos, marginando así a los literarios, a los que utilizaban la imaginación y los pensamientos más profundos.
Otra de sus diferencias es lo que pensaban que debía ser el objetivo de la Tercera Cultura. Snow pensaba que el fin de la nueva cultura era mejorar la condición humana mediante la practicidad y la moralidad y Brockman, en cambio, pensaba que era sacar a la luz los significados más profundos de nuestras vidas.
En ambas coinciden en que en la tercera cultura se plantean problemas que afectan a todo el mundo y no solo a una élite (literaria). Brockman manifestaba que en la Tercera Cultura se hablaba (en los periódicos, revistas…etc.) de ideas esenciales. No obstante, ¿cuáles son esas ideas importantes? Para Snow podrían ser tanto científico-tecnológicos como intelectuales y para Brockam, eran esencialmente de la ciencia y su aplicación. Para Snow lo importante era reforzar la comunicación entre ambas culturas, no fomentar un nuevo tipo de intelectuales capaces de abarcar todas las culturas. Brockman tampoco pensaba eso último, defendía que podría haber desacuerdos en considerar cuáles eran esos temas de relevancia.
En lo que ambos sintonizaban era que para el avance de ambas culturas era imprescindible que la “ciencia” y las “letras” no vivan al margen una de la otra, que su comunicación es esencial. Pero para Snow esa comunicación se hace mediante el diálogo entre ciencia y el contexto humanístico y para Brockam, la comunicación se hace entre los científicos comunicadores y la sociedad.
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