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Foto del escritorMaialen Muniozguren

La humanidad en peligro

En esta era de la tecnología en la que nos encontramos ya nada nos sorprende en cuanto a innovación tecnológica respecta. Somos conscientes de que el progreso tecnológico avanza a pasos agigantados y que cada vez tenemos más control tanto de nuestro entorno como de nosotros mismos.


Hasta hace bien poco en la historia de Homo sapiens la medicina no existía y la selección natural era la que reinaba y dejaba que la evolución siguiera su curso. Ahora, en cambio, nuestros avances en medicamentos y tratamientos de enfermedades impiden esa selección natural. Por ejemplo, se está viendo que cada vez más partos se hacen con cesárea debido a que hay más cantidad de pelvis estrechos en las mujeres. Se podría decir que, desde el punto de vista evolutivo, esto es un problema ya que los genes del o la más fuerte ya no son los únicos que van pasando de generación en generación y nuestra especie empeorará. ¿ Pero, es que estos daños superan los beneficios? ¿Debemos confiar en la tecnología?


Es lógico pensar que, en un principio, la tecnología solucionará nuestros problemas (como el de la pelvis) y que debemos ser optimistas. Ahora vivimos más años que nuestros antepasados y no nos falta comida en el plato -si eres de un país desarrollado, claro. Hasta ahora, mediante la medicina y los medicamente hemos encontrado diversas formas para amoldarnos a nuestros genes defectuosos o a los problemas provocados por el ambiente. Sabemos que la tecnología es uno de los mejores inventos de los humanos, aunque no el único. En definitiva, la tecnología mejora nuestra salud y bienestar alimentario.


Hemos llegado a un punto en el que nuestro poder tecnológico es tan alto, que hemos planteado mejorar a los humanos en aspectos que van más lejos de curar enfermedades. Precisamente ahora, al mencionar "mejoras humanas", pensamos ya en otros aspectos como la longevidad, la inteligencia y el potenciamiento físico.


Hasta ahora, parecían ciencia ficción, pero algunas de esas "mejoras" son factibles de ocurrir -o eso dicen los transhumanistas-. Este último es una corriente cultural/filosófica/científica que plantea la mejora humana mediante la tecnología. Dentro cabría, por ejemplo, el mundo ciborg; todos conocemos el caso del artista Neil Harbisson, que tiene una antena implantada que le permite percibir colores a través de los sentidos ya que este tiene una enfermedad que le impide ver en colores. Aunque también hay quien dice que todos somos ciborgs desde el momento en el que estamos conectados a las tecnologías de la información y la comunicación.


Pero no todo es ciborg en el transhumanismo. También se habla de inmortalidad. Por un lado, se plantea volcar la mente de una persona a un ordenador para que esta perdure para siempre. Y por otro, emplear tratamientos genéticos para que una persona no envejezca. Estos planteamientos, no obstante, son utópicos y con una base científica muy pequeña. Al pensar que la tecnología podrá, en el futuro, conseguir estas cosas, hace que muchos piensen que será posible. Confiamos tanto en la tecnología, que la damos por hecho.


¿Cómo volcaremos la mente humana en un ordenador si ni siquiera conocemos cómo funciona el cerebro en su totalidad ni tampoco sabemos para qué sirven los polinucleótidos no pertenecientes a los genes? Una parte del transhumanismo científico empieza a plantearse temas saltándose años y años de conocimientos científicos.


Pero hay que decir que también existe el transhumanismo científico realista. Sin llegar al extremo de la contante reparación de los genes y "bloquear" el envejecimiento, existe la terapia génica que es toda una realidad en la medicina: la herramienta CRISPR, la cual permite cortar y sustituir un gen que provoque cierto problema por otro. La bioingeniería es un campo de estudio que seguro dará muchos frutos.


Desde el posthumanismo, la corriente extrema del transhumanismo, se cree que es posible mejorar la especie humana, ya no solo empleando tecnología para reparar o poner pequeños implantes en los humanos, sino para crear una especie medio robot y medio humano. Pero pretender sustituir partes del cuerpo con tecnología es más una cuestión de ciencia ficción que de ciencia. Pero, una vez más, confiamos en la tecnología, que vendrá a salvarnos a todos. ¿Es eso mejorar a los humanos?


Está claro que aunque se vendan ciertas tecnologías del transhumanismo como posibles en un futuro próximo, sabemos que no se cumplirá por el mero hecho de que falta conocimiento científico. No obstante, como corriente cultural o filosófico, nos hace replantearnos qué somos y cómo queremos ser los humanos, qué hace que seamos humanos y de qué manera queremos crear y emplear la tecnología para nuestro bienestar psicológico.


Avanzar sin reflexionar antes acerca de a dónde se quiere llegar es algo peligroso porque puede ir en tu contra. Y cada vez se nota más que aceptamos que la tecnología sigue un curso inevitable, independiente de lo que nos hace ser humanos como por ejemplo, la empatía hacia otros.


Personalmente, no me gustaría vivir en un futuro poblado de humanos pero sin humanidad.










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